Iglesia parroquial gótica. El edificio primigenio, dedicado a Santa María y San Blas, se empezó a construir al repoblarse el enclave, en 1265. En 1295 se contrató para las obras al maestro morellano Rainiero. Tras la Guerra de los Dos Pedros, se decidió la construcción de un nuevo edificio, acorde con el recién adquirido título de villa. La obra fue dirigida por el morellano Guillermo Cubells, y se concluyó a finales del siglo XIV. El templo fue objeto de una importante reforma barroca a finales del siglo XVII.
La traza de la iglesia gótica, realizada con fábrica de sillería, era de una sola nave, dividida en cinco tramos más el presbiterio. Tenía cubierta de madera a doble vertiente, sustentada mediante arcos diafragma reforzados con contrafuertes. La portada, protegida originariamente bajo un portegado, se caracteriza por su calidad escultórica; en el dintel se representa el Apostolado, con Jesús en el centro; el tímpano estaba presidido por la imagen de la Virgen con el Niño, hoy perdida .
En el interior del templo destaca la capilla gótica del Salvador, junto al coro. Está cubierta con bóveda de crucería, en cuya clave se representa la Coronación de María; el escudo de los Gil de Palomar recuerda el patronazgo de esta familia, que se encuentra enterrada en su subsuelo. En esta capilla, además de la pila bautismal, se conservan los restos de un interesante retablo gótico en piedra de tres calles, realizado en los años 80 del siglo XIV.
También son singulares las dependencias del Archivo de la Comunicad de Teruel, instalado en el edificio en 1441. Peor suerte corrió el desaparecido claustro, construido también durante el siglo XV.
La reforma barroca invirtió la orientación del templo, lo amplió y perforó los contrafuertes, comunicando las capillas, que adquirieron la apariencia de naves laterales. También modificó el repertorio decorativo y supuso la incorporación de la monumental torre campanario.