Fortaleza andalusí conquistada por Alfonso II a principios de los años 80 del siglo XII y entregada a los templarios, cayendo nuevamente en manos sarracenas poco tiempo después. En 1195 fue reconquistada y entregada al Temple, que construyó el actual castillo. En 1251 el rey aprobó su permuta con Jimeno Pérez de Arenós. Poco después, el Concejo de Teruel inició un largo contencioso para recuperar el enclave, sito en su territorio foral; lo ocuparon por la fuerza y en 1271 acabaron ganado el pleito.
Situada en un punto estratégico de las comunicaciones entre Zaragoza y Valencia, la vieja fortaleza templaria es un recinto de planta cuadrada o ligeramente romboidal, de 39 por 41 metros de lado. Posee una torre en cada una de sus esquinas, orientadas a los cuatro puntos cardinales. La torre meridional es de planta circular y reducidas dimensiones. La torre septentrional es de planta cuadrada, maciza y de mayores dimensiones; protegía la puerta de acceso a la fortaleza, que estaba abierta en el flanco Noroccidental. No se puede precisar con seguridad la planta de las otras dos torres.
Disponemos de escasa información sobre la traza interior de la fortaleza. En 1839 se elaboró un proyecto de refortificación, que nos permite conocer el estado en el que se encontraba el Castillo en esos momentos. Las estructuras más relevantes se concentraban en los cuadrantes septentrional y meridional; en este último existía un recinto interior protegido por tres torres de planta poligonal, una de las cuales servía de acceso al mismo, con paso acodado; dentro había una potente torre de planta cuadrada de tres plantas, anexa a la torre circular conservada, un pequeño patio y una dependencia para la tropa.
La otra estructura relevante del conjunto era el baluarte o torre septentrional, ya mencionado; sobre su base maciza se levantaban dos alturas, la intermedia utilizada como almacén de pólvora.