Castillo perteneciente a la Mitra de Zaragoza, donado por Pedro II en 1202 al obispo de Zaragoza. Poco después figura en manos del rey Sancho VII de Navarra, que lo entregó como garantía de un préstamo (1214). Reocupado poco después por los sarracenos, es definitivamente conquistado en 1221-1222. En 1222, Sancho de Ahones, obispo de Zaragoza, pidió prestado un importante crédito para reparar el castillo, pudiendo corresponder a esas fechas el grueso de su fábrica.
Fortaleza encaramada en la cumbre sobre la que se asienta la villa de Linares. Estaba formada por una torre poligonal, sita en la esquina NE, que ejercería las veces de “torre del homenaje”, principal estructura defensiva y representativa. En el extremo occidental, vigilando los accesos, un pequeño torreón circular; y en la parte septentrional, aprovechando un saliente colgado en la roca, una especie de barbacana por la que se accedería a una pequeña posición ligeramente avanzada respecto a la torre del homenaje.
Las fuentes documentales señalan la existencia de dos recintos previos, que se pueden identificar con los tramos de rampa en zig-zag, separados por una puerta. A través de éstos se accedía a la cumbre, en la que se indica la existencia de un aljibe, distintas estancias auxiliares (establos, bodega, cocina), la residencia del alcaide (con su chimenea) y la mencionada torre; en uno de los cubos del recinto se encontraba la prisión, destinada al ejercicio de la justicia señorial.
En 1532 las estancias residenciales eran utilizadas como granero y el resto había perdido sus tejados. No obstante, hasta al menos 1746 se documenta el cargo de alcaide, designado por el arzobispo de Zaragoza.