Ermita gótica del último tercio del siglo XIV o principios del XV, aunque presenta reformas en fechas posteriores, como el actual atrio o la segregación del antiguo presbiterio para asociarlo al cementerio. De esta iglesia proviene el Retablo de Santa Bárbara, atribuido a Gonçal Peris y conservado en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.
Situada en una vaguada junto al antiguo camino de Castelvispal, la ermita está construida con muros de mampostería trabada con cal, con sillares en vanos y esquinas. Tiene una sola nave que estaba dividida en tres tramos más el presbiterio; este último se encuentra actualmente segregado del templo y se utiliza como dependencia del cementerio; entre cada uno de los tramos hay un arco diafragma. A los pies se le adosó un atrio, cerrado por el Norte con un muro y que se sustenta en una columna reaprovechada; a él se abre una ventana de culto protegida por una reja de forja. Al interior del edificio se accede por la fachada meridional, por una puerta con arco de medio punto, flanqueada por sendas aspilleras, una por tramo. En los pies, en la esquina suroeste, hay una espadaña de sillería, con un solo ojo de gran tamaño y arco de medio punto.
El retablo de Santa Bárbara, atribuido a Gonçal Peris, se articula en tres calles. La central, de mayor altura y coronada con un Calvario, está dedicada a la santa titular, con sus atributos característicos. En las laterales aparecen cuatro escenas de la vida de la santa. El banco del altar tiene siete casas, la central desaparecidas y las restantes con la Virgen, San Juan y cuatro santas. El conjunto se rodea con una predella en la que alternan motivos en relieve dorado de la “rosa gótica” con elementos heráldicos pintados (un castillo de tres torres).