El primer recinto amurallado de Mora data de los inicios de la villa, a finales del siglo XII. Protegía una superficie aproximada de 3,6 ha., aprovechando al máximo la configuración topográfica del emplazamiento a fin de incrementar su potencial defensivo. Posteriormente, fue objeto de sucesivas reformas hasta su ampliación, en fechas muy avanzadas del siglo XIV. A partir de ese momento, todo su flanco oriental perdió su funcionalidad original, si bien los restantes flancos se mantuvieron en uso.
Las murallas de la Villa Vieja de Mora rodean una amplia loma delimitada por el río, el barranco del Regajo y el cerro del Castillo. Además del propio Castillo, las estructuras más significativas del mismo son:
- Portal de Alcalá o de los Olmos: Puerta flanqueada por sendas torres, unidas mediante un «puente» en su parte superior. Presenta arco de medio punto al exterior y rebajado al interior. El muro frontal que une ambas torres descansa sobre un arco rebajado. La mitad inferior de la estructura es de sillería, mientras que la superior es de mampostería, con sillares en esquinas y arco. Posee dos niveles de aspilleras.
- Portal de Cabra o de las Monjas: Torre-puerta con arco de medio punto al exterior y paso cubierto con bóveda rebajada. El cuerpo inferior es de sillería y el superior de mampostería con sillares en las esquinas.
- Antiguo portal de Rubielos o de la Plaza: Torre puerta que en origen era similar al portal de Cabra. Hacia 1380 se agregó un cuerpo frontal, sustentado mediante un arco rebajado de sillería.
- Portal de Teruel: Antiguo acceso flanqueado por sendas torres de sillería; fue demolido en el primer cuarto del siglo XX. Sólo se conserva un paramento de sillería integrado en un edificio.
- Muralla: Constituida por un zócalo de mampostería trabada con cal y recrecido con tapial. Se conservan varios lienzos integrados en los edificios actuales, especialmente en la plaza de la Fuenlozana y en la Cuestecica del Regajo.