La Acequia del Diablo tiene su origen a los pies de los restos del primigenio Puente de la Fonseca. El topónimo «Pontseca» o «Puent Seca» («puente de la acequia») aparece ya en documentación de 1198, inmediatamente después de la conquista aragonesa, lo que indica que ambas construcciones ya existían en la fase final del periodo andalusí.
La acequia parte de los Estrechos del Diablo y discurre por las hoces del Mijares, regando minúsculos espacios agrícolas hasta entrar en el valle de Olba. Para salvar la compleja orografía, además de las típicas «calzadas» (muros de mampostería adosados a los cortados rocosos y que incorporan en su coronamiento un canal descubierto), en algunos puntos se encaja en zanjas picadas o discurre por «cavas» (cuevas excavadas en la cantera).
En cuanto al primitivo Puente de la Fonseca, estaba formado por sendos machones de mampostería, adosados a un cortado de 20 m. de altura y coronados con una calzada realizada con un empedrado de cantos. Sustentándose sobre ambos machones se encontraba la plataforma de madera del puente, de unos 16 m. longitud. En 1659 sufrió un incendio, atribuido a vecinos de Olba. En 1670 se construyó, aguas arriba, el puente nuevo de la Fonseca, lo que supondrá el definitivo abandono de esta estructura.