Antiguo asentamiento de la Edad del Bronce y poblado ibero-romano, en el que se instaló una fortaleza islámica de cierta relevancia, documentada arqueológicamente desde la segunda mitad del siglo XI. Fue conquistado por los aragoneses a principios del siglo XIII; posteriormente se instaló una ermita, con dos fases bajomedievales (la última del siglo XV). El enclave fue reocupado durante la Guerra de los Dos Pedros y en conflictos bélicos posteriores (Guerra Civil).
El enclave se sitúa sobre un espolón de cumbre aplanada, en el extremo suroccidental de la Muela Alta. Entre las estructuras visibles destacan:
- Muralla oriental: Potente muro de 29 metros de largo por más de 4 de alto y 1,5 de ancho, que separa el espolón del istmo que lo une a la Muela Alta. Está realizado con fábrica de mampostería trabada con mortero de cal. En el extremo septentrional se conserva la jamba izquierda del portal de acceso.
- Aljibe 1: Sito en la parte suroriental del enclave, junto a la muralla. Es de planta rectangular, con solera de cal y muros de mampostería trabados con cal. Se documenta una segunda fase constructiva, en la que se realizó un nuevo muro perimetral similar al anterior.
- Aljibe 2: Muy parecido al anterior, fue objeto de una importante remodelación en fechas avanzadas de la Baja Edad Media, compartimentándolo interiormente.
- Otras estructuras: En las excavaciones arqueológicas se ha detectado la presencia de diversas estructuras habitacionales islámicas, con varias fases de ocupación.
- Ermita de Santa Isabel: Templo de una sola nave, de dos tramos más presbiterio, separados mediante arcos diafragma apuntados. La puerta principal se abre a los pies; en la fachada meridional hay una puerta más estrecha y una ventana de culto, sita frente al altar. En el interior hay bancos adosados a los muros. El edificio fue objeto de una reforma barroca en la que se recreció el baptisterio y se agregó la sacristía y otras dependencias.